• Lava, pela y pica el calabacín. Puedes picarlo en un procesador de alimentos o usar un rallador. Resérvalo.
• Sofríe la cebolla y el ajo en unas cucharadas de aceite hasta que queden dorados. Una vez listo, añade el calabacín y remueve para integrar todo durante 10 minutos.
• Añade la chía, el pan rallado, la harina de trigo, la sal y las especias.
• Integra todo bien y apaga el fuego.
• Añade la levatura nutricional y deja que la mezcla se enfríe. Yo sugiero que cuando esté templada la lleves al frigorífico, de modo que pueda coger más firmeza para que sea más fácil darles la forma.
• Cuando la masa esté completamente fría, ya podemos dar forma a las albóndigas. Puedes untar tus manos con un poco de aceite de oliva para facilitar este paso.
• Coloca las albóndigas en una bandeja con papel de horno y hornea durante 20-25 minutos a 200º. Si te gustan doraditas (como a mi), puedes dejarlas hasta 30 minutos.

Para hacer la salsa

• Sofríe la cebolla y el ajo en unas cucharadas de aceite.
• Incorpora los tomates rallados y deja hervir a fuego bajo durante 10 minutos.
• Añade las especias, la sal y las almendras. Si lo necesitas, puedes echar un poco de caldo de verdura para que la salsa sea menos espesa.
• Aparta la olla del fuego y añade las gotas de humo líquido.
• Tritura bien todo y añade las albóndigas a la salsa.
• Deja que hierva de nuevo a fuego lento durante 5 minutos para que las albóndigas cojan todo el sabor de la salsa. ¡A disfrutar!